EDUCACIÓN VIRTUAL DEL MEP: LA EXCLUSIÓN DE LOS POBRES
LA EXCLUSIÓN DE LOS POBRES DEL SISTEMA EDUCATIVO:
EL RESULTADO MÁS PALPABLE DEL MODELO DE EDUCACIÓN VIRTUAL DEL MEP
por Manuel Sandoval Coto
El viernes pasado venció el plazo para que los docentes entregaran al MEP un informe sobre el desempeño de los estudiantes “on line”. Las compañeras(os) que no pudieron terminarlo a tiempo, probablemente pasaron uno de los peores fines de semana de su vida para poder cumplir ayer o hoy. Imagínese el lector que es docente de Secundaria y de la noche a la mañana le piden hacer observaciones cualitativas de cada uno de los 200 o 300 estudiantes a su cargo en todos y cada uno de los contenidos impartidos, y no menos de cinco por contenido. Una verdadera barrabasada por lo limitado que es el proceso on line como interacción pedagógica entre el docente y el educando, pero de una brutalidad única como sobrecarga de trabajo “sin sentido” para el docente.
A principios del mes pasado, en la circular donde se establecía la obligación de hacer el informe, se daban ocho días para presentarlo, lo que sumió a los docentes en la desesperación y el stress ante la imposibilidad de cumplir (una compañera de Guanacaste murió de un infarto en esos días). Por el malestar de los educadores las cúpulas magisteriales negociaron la ampliación del plazo a l 28 de agosto, pero no cuestionaron el valor pedagógico del informe. Estas gentes, que tienen el privilegio de dejar de trabajar en el aula al pasar a estar a sueldo de las organizaciones, tienen como norma no cuestionar a fondo ningún lineamiento pedagógico que emane del MEP.
Me resulta difícil entender, sin embargo, qué sentido pedagógico tiene este informe, cuando ya los jerarcas del MEP han señalado (sin sustentar en que se fundamentan para llegar a esta conclusión) que en el presente curso lectivo se van a alcanzar a ver el 50% de los contenidos de los programas. Es claro que estos burócratas no tienen necesidad de ningún informe de los educadores, porque asumen que todas las políticas que emanan de ellos son correctas, y ya está establecido como verdad oficial que en las condiciones creadas por la pandemia la implementación de la educación virtual ha permitido la continuación del proceso de enseñanza-aprendizaje.
En marzo, cuando señalamos que el modelo de educación virtual que iba a comenzar a implementar el MEP iba a excluir los estudiantes de los sectores más pobres de la población, algunas compañeras y compañeros que se entusiasmaron con la idea de explorar y desarrollarse como docentes en un campo nuevo como el de la educación virtual, nos criticaron nuestra “negatividad”. El mes pasado, sin embargo, los especialistas del Estado de La Nación comenzaron a destapar la situación, hablando de medio millón de niños y jóvenes excluídos del proceso por sus condiciones socio-económicas.
Ahora el MEP comienza a dar cifras: como en los años de más deserción escolar después de julio, 91 000 estudiantes quedaron totalmente al margen (8,5% del total de la matrícula inicial) y un el 34,86% (372.033) como tienen poca “conectividad” permanecen en un limbo, con las fotocopias que reciben cuando recogen la ayuda en alimentos que reparte el MEP. Aunque la ministra pinte las cosas color de rosa, estamos ante el 39% de exclusión del que hablaban los especialistas del Estado de La Nación, que se suman a cerca de 53 000 jóvenes al margen de todas las modalidades educativas del MEP. UN VERDADERO DESASTRE EDUCATIVO, sin lugar a dudas.
Es una situación creada por la pandemia, evidentemente. La responsabilidad que le achacamos a los jerarcas del MEP es escoger un modelo de educación virtual que iba a terminar excluyendo un gran porcentaje de la población escolar, sin contemplar la posibilidad de otros recursos para la educación a distancia como la televisión y la radio. Lo dijimos en marzo, los especialistas del Estado de la Nación lo dijeron hace poco y ahora Figuerillos apareció repitiendo la idea, como uno de sus grandes planteamientos de campaña electoral.
Dotar de medios a 46 000 familias de alumnos “desconectados”, como promete la ministra, no resuelve el problema. Con carácter de urgencia hay que ir preparando programas de recuperación presenciales, a partir del momento en que comience a agotarse el virus y se vuelva al aula, programas centrados especialmente en los sectores que han estado “desconectados”.
Yo no desmerezco el esfuerzo que han hecho muchísimos compañeros para que la educación “on line” funcione. Para niños y jóvenes es una experiencia muy limitada, sin embargo, a menos que tengan un “tutor” con capacidad de orientarlos en la casa. Cuando los burócratas del MEP aplastan con papeleo a los educadores, ponen en evidencia lo poco que les importa impulsar una formación integral de los educandos. La educación es un proceso de socialización, donde el docente es insustituible para orientar la interacción de los alumnos y el acercamiento al conocimiento. La creatividad, el espíritu crítico y el compromiso del docente en el aula son la clave del proceso de enseñanza-aprendizaje. Pegados a un computador o un celular no creo que se desarrolle gente con sensibilidad humana, madurez emocional e inteligencia para entender los procesos sociales y la necesidad de la solidaridad colectiva frente al desastre ambiental que ha creado la expansión de las transnacionales.