UN DESASTRE EDUCATIVO MAYOR EN EL 2021

18/01/2021
Pupitres vacíos

El gobierno del bicentenario nos lleva a un desastre educativo mayor en el 2021

 

Por Manuel Sandoval

 

No me critique el lector si hago referencia a La Nación. Más allá de la mala intención con la que se hacen los reportajes, se abordan temas que le preocupan a la burguesía y esto permite que nos enteremos de muchas cosas de las que las dirigencias del movimiento de masas no se preocupan de informar. Al menos en este caso, no tengo otra fuente. Los burócratas de las organizaciones magisteriales se fueron de vacaciones, y en las págs. Web y los facebooks oficiales lo único que aparece en diciembre son noticias de conciertos, sorteos y premios; al estilo de la Junta de Protección Social de San José.

Cuando en el Magisterio Nacional los sindicatos deberían estar impulsando un fuerte debate sobre la modalidad (presencial/virtual) en la que el MEP pretende desarrollar el curso lectivo del 2021, los burócratas se van tranquilamente de vacaciones y se desentienden de la cosa como si no tocara a los educadores. No es raro, sin embargo, porque siempre han enfocado la lucha magisterial como si se tratara de defender únicamente los intereses gremiales (lo que ahora ni siquiera hacen), sin entender que los cambios en el modelo educativo que se han venido implementando desde EDU-2005 afectan gravemente las condiciones laborales de las/los educadores, a la vez que se vulnera el derecho de la población trabajadoras a que sus hijas(os) reciban una educación de calidad (científica, laica y humanista). Las luchas que los dirigentes de ANDE, APSE y SEC han impulsado en algunos momentos en defensa del currículo y alguna modalidad educativa como la Educación Técnica han sido a medias, sin voluntad (como ahora) de derrotar al gobierno. Peor aún, en casos como la destrucción del sistema de Educación Especial, han terminado lavándose las manos y aceptando que el MEP destruya una conquista pedagógica tan importante. Una abstención que ahora con la pandemia es peor, porque estamos en la antesala de un cambio radical en el modelo educativo, para que el país gaste menos en Educación, rebajando brutalmente la calidad de la educación que reciben los sectores populares.

Si al lector le parece exagerado lo que acabamos de decir, lo referimos al artículo en La Nación de ayer, sobre las condiciones desastrosas de 108 escuelas (sobre todo de Limón y los territorios de los pueblos originarios) donde no se va a poder iniciar el curso lectivo (presencial/virtual) en febrero.  Si el lector me objeta que estos problemas siempre se han dado al inicio de las clases, le llamo la atención sobre el hecho de que hay una situación nueva en el MEP: como es el ministerio que gasta más (22% del presupuesto nacional del 2021) es donde más se ha metido más la tijera para reducir el gasto y se va a continuar metiendo, sin importarles la afectación de programas importantes de los que depende mucho la equiparación de oportunidades educativas (para el año entrante algunos programas informáticos para facilitar el acceso de los estudiantes pobres a las redes, el transporte escolar y los comedores).  La Ministra ha resultado muy efectiva en este sentido. La emergencia de la pandemia está sirviendo para que comience a implementarse un modelo educativo más excluyente hacia los sectores populares, que va a empobrecer aún más el contenido de la educación de las hijas(os) de los trabajadores y el pueblo.

En abril del año pasado, cuando el MEP anunció el curso lectivo virtual, nosotros advertimos que de la forma en que lo iba a implementar se iba a convertir en un mecanismo de exclusión de la educación pública para niños y jóvenes de los sectores más pobres de la población. Meses después el Estado de la Nación lo confirmó y el MEP tuvo que reconocer que estaban habiendo “problemas de conectividad” para el 40% de los educandos, unos 540 000 estudiantes. No obstante, lo cual, los jerarcas del MEP batieron tambores a final de año porque milagrosamente (sepa Judas lo que supuestamente aprendieron los estudiantes) se habían alcanzado el 50% de los contenidos programáticos. Ni qué decir, sin embargo, que estos resultados no se fundan en la evaluación virtual que tuvieron que realizar las/los educadores de la noche a la mañana, sometiéndolos a un stress brutal. Este recurso al sobretrabajo sólo buscaba aplastar al gremio para mantenerlo “disciplinado”. Lamentable por eso que algunas compañeras(os) se prestaran al juego del MEP y entraran en el mecanismo de exclusión social que significó el curso lectivo virtual, dejando aplazados 87 000 estudiantes (muchos de los cuales no tuvieron “accesibilidad” por sus condiciones de pobreza, marginados del sistema educativo que quizás terminen “desaparecidos” en el espacio cibernético).

Es probable que en el MEP y el gobierno haya mucha gente rezando a algún santo para que la pandemia se mantenga por algunos meses. La reducción de salarios en el sector público (que en gran medida ya se ha hecho “nominalizando” los incentivos y congelando el pago de anualidades y reajustes por costo de la vida), NO ES SUFICIENTE, incluso subiendo el IVA y poniendo otros impuestos, para cumplir con el compromiso que va a adquirir el gobierno con el FMI de reducir el gasto público en 1,1 billones. (Sin añadir por el momento, que aunque el gobierno cumpliera nada garantiza que estarían comenzando a reducir la velocidad del endeudamiento). La presión de la situación y de los portavoces más “duros” de la burguesía, que exigen un recorte por el rango de los 2 billones, va a llevar a una “incursión” más profunda en el presupuesto del MEP.

Es previsible que la presión va a venir en enero sobre directores y supervisores para fundir grupos y aumentar el número de estudiantes por profesor, lo que permitiría prescindir de docentes interinos. Por aquí podría venir una gran “economía”. Más grave, sin embargo, es el hecho de que Impartir de forma presencial sólo algunas lecciones de las mal llamadas materias básicas, permite además abrir un proceso de experimentación para ir prescindiendo, en el currículo, de las materias especiales:  Artes Plásticas, Música, Educación para el Hogar, Artes Industriales, Educación Física,  Francés. Empobrecer el currículo en la Educación Pública sería un verdadero desastre, que marcaría un abismo insondable con la Educación Privada; donde estas políticas que inició el exministro Garnier, de moda internacionalmente, de reducción de los contenidos programáticos (con la enseñanza de competencias) no se aplican. Aquí no se trata de formar mano de obra barata para las transnacionales, sino de preparar los políticos, los científicos, los académicos y los ingenieros que necesita la burguesía para administrar el país en función de sus intereses.

Siempre he sido de la idea que un año de retraso en la escolaridad, no afecta tanto al estudiante.  En el marco de la pandemia, sin embargo, el encerramiento forzado, con la imposibilidad de socialización con el docente y sus compañeras(os), creo que es un desastre en el desarrollo de la sensibilidad humana, la solidaridad, el espíritu crítico y la responsabilidad social del niño y el joven. Con la modalidad presencial/virtual con la que se va a iniciar este curso lectivo, el retroceso educativo se va a profundizar en todos los sentidos.

 

Los docentes no se pueden dejar aplastar por la carga de trabajo que se les viene encima. Van a tener dos jornadas de trabajo: una en el aula y otra virtual. Sin mencionar, el elemento de CAOS que se puede introducir, con una infraestructura limitada. Es necesario organizar y movilizar a las madres y padres de los estudiantes, y a los jóvenes de Secundaria, para obligar al MEP a garantizar las condiciones necesarias para iniciar el curso lectivo.

¡QUE SE JODA LA BURGUESÍA SI CREE QUE LOS DOCENTES VAMOS A AGACHAR LA CABEZA, COMO LOS BURÓCRATAS TRAIDORES DE NUESTRAS ORGANIZACIONES, Y NO VAMOS A DAR LA LUCHA EN EL 2021 EN DEFENSA DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA!

El pueblo costarricense no puede permitir que le arrebaten sus derechos y conquistas. Para financiar el gasto público y la Educación hay que acabar con la evasión fiscal. En el año del Bicentenario, no podemos aceptar que nuestro sistema educativo retroceda a los niveles del resto de Centroamérica.