La rebelión en EEUU y el movimiento de masas

03/08/2020
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por Paco Jiménez, costarricense radicado en San Francisco, California

El asesinato racista y brutal del afro-americano George Floyd, el pasado 25 de mayo del año en curso, en Minneapolis, ha sido sin duda alguna el detonante de una ola de indignación y protestas no solo al interior de los Estados Unidos, sino que a nivel planetario. Nunca antes en la historia de los Estados Unidos se había visto un clima de agitación y movilizaciones semejante a los desencadenados por esos hechos brutales, protagonizados por la policía, contra la población afro-americana.

En el Estado de California hubo protestas y movilizaciones hasta en los lugares más recónditos. Las principales ciudades como Los Ángeles, San Francisco, Oakland, Sacramento, San Jose, fueron escenarios de lucha y rebeldía. De desobediencia y resistencia. Fue una rebelión de carácter nacional con resonancia internacional y, en medio del encierro global que se ha impuesto por la pandemia del covid 19… Se dice también que estas demostraciones han sido más grandes e intensas que las que se dieron en 1968 por el asesinato de Martin Luther King.

La actual rebelión en los Estados Unidos, por sus características, ha sido un hecho que se ha inscrito en la historia y ha marcado un antes y un después. Ha habido una irrupción del movimiento masas que ha desbordado a nivel mundial, y que por la fuerza de sus movilizaciones y participación colectiva, ha sido un movimiento que ha desbordado por izquierda, profundizando la crisis y contradicciones en las clases dominantes al interior de los EEUU. Este ha sido un movimiento multisectorial, multiclasista, espontáneo que se ha autoconvocado, influenciado por la clase media, vecinos y mucha gente de diversos niveles sociales protestando y movilizándose por justicia y contra la brutalidad policial, sin mencionar otras como la desocupación y la crisis económica actual.

Un movimiento que por sus características ha abierto una crisis que se profundiza conforme evoluciona o se deteriora aún más la situación socioeconómica de grandes sectores asalariados que ya no tienen trabajo y que los estímulos económicos no los cubre o no son suficientes para vivir ni siquiera con lo básico. Tan solo para mencionar: hay miles de familias que al final del mes de julio no van a tener ningún estímulo o soporte económico y que no tendrán cómo pagar la renta… alistándose un escenario macabro de desahucios y de desempleo en muchos Estados a lo largo y ancho de la nación.

Como otro ingrediente que no puede dejar de mencionarse (además del covid-19), lo es el hecho nada pequeño por cierto, que estamos de frente a una nueva consulta popular ya sea para reafirmar las políticas de los Republicanos (Trump) o, de los Demócratas (Biden). El proceso electoral o consulta popular de medio periodo, navega por aguas muy picadas que amenazan la legitimidad de ambos partidos representantes del poder económico imperial de los EEUU y de la estabilidad socio-política del orbe.

Lo interesante en este proceso electoral, que es prácticamente un referéndum, en donde se reafirmará la política que se ha venido desarrollando o se cuestionará…, en este caso, ese proceso muestra más componentes de cuestionamiento y de revocatoria que otros procesos electorales anteriores. Es decir; una parte bastante significativa del electorado ha venido perdiendo las simpatías y confianza por Trump y los Republicanos, como por Biden y los Demócratas. Que a como se pintan las cosas, y ante los nublados del día, no es de extrañar que el 3 de noviembre próximo, día de las elecciones, que los republicanos conserven el poder a un gran coste político o, los demócratas lo ganen con grandes limitaciones y des-credibilidad políticas, trayendo consigo una profundización aún mayor en la gestión del poder por parte de las clases dominantes en pugna y representados por los partidos del poder, tanto Republicano como Demócrata.

El ciclo de protestas iniciadas el 25 de mayo anterior no se han cerrado. Es un ciclo abierto, en donde cada día que pasa hay más víctimas por parte de la brutalidad policial en los EEUU.

Si bien es cierto, pasadas las honras fúnebres de George Floyd a la fecha, el movimiento ha venido “regularizándose”, en términos que cada vez ha mermado la intensidad de las movilizaciones y la gente en general está más en la expectativa de la “reapertura” y vuelta a la “normalidad” y, ciertamente mediatizada por las políticas del “miedo” y de la anti socialización… No obstante de ello, sigue habiendo una gran incógnita en cuanto al nuevo escenario a abrirse (?), es decir ¿Hacia dónde vamos próximamente? Sin olvidar que hay todavía un sinnúmero grande de demandas insatisfechas y una gran bronca anti-sistema que es la que enarbola la juventud y las movilizaciones a lo largo y ancho de la nación.

Un movimiento espontáneo y sus referentes
Como se señalaba anteriormente, el movimiento social y de protesta en EEUU ha sido un movimiento multisectorial, que agrupa a los sectores de la juventud urbana y de clase media mayoritariamente. Los sectores asalariados y de clase obrera han tomado parte en el movimiento, pero no necesariamente como un sector representado políticamente sino más bien como sectores aislados y de participación sectorial y circunstancial.

Hasta donde se conoce, ciertos sindicatos de portuarios aisladamente y otras uniones sindicales, no teniendo más escogencia, se han unido a las protestas en donde la formalidad y convención así lo permiten. Eso sin desconocer que las voces y las acciones de esa uniones han tenido resonancia en la presente rebelión, pero no un peso a considerar como un algo decisivo en la suerte del movimiento social de protesta. Se podría decir que la clase trabajadora ha sido más representada por el sector público, como los maestros, los empleados de la salud y empleados de instituciones, etc. Pero no ha sido una participación de clase organizada en sus uniones demandando el alto a la brutalidad policial y sería mucho imaginar a la clase trabajadora, levantando sus propias reivindicaciones y demandas en sus propios sectores… Esa clase obrera, esa clase trabajadora con esas características; ha sido la gran ausente…

El movimiento Black Live Matter (BLM) es el punto de referencia político de la rebelión y es congruente con la conducción espontánea que se dice. Como se sabe, BLM, es un movimiento de lucha anti-racista, y que no es una estructura formada con representantes o voceros. Es un movimiento nacido de la lucha espontánea de las comunidades negras para denunciar y combatir el racismo institucionalizado en los EEUU. Ha sido el gran referente político social en la presente rebelión.

Por lo tanto, se puede apreciar que la rebelión no ha tenido por el momento una dirección política como referencia. Ha sido el reflejo mismo del movimiento en sí. Dirigido por la espontaneidad de las masas autoconvocadas y sin un plan preconcebido y, tan solo movidas por el instinto social y económico del momento histórico.

El dia despues de Monte Rushmore y el desalojo de la zona liberada en Seattle: La contraofensiva del poder
La aparición de zonas autónomas o zonas liberadas como emblema la de Seattle, son sin duda alguna los momentos más álgidos que la rebelión ha podido dar. El derribo de estatuas y simbología de la supremacía blanca, son también expresión de la fuerza de esa rebelión. Sin embargo, es notable la debilidad política para impactar y mantener posiciones en el movimiento de protesta y la lucha social. Toda esa energía que aportan las masas otra vez se fuga de la caldera… Y, toda consideración que se dé al respecto redundaría a la falta de una dirección política y revolucionaria, etc.

Como consecuencia, el desmantelamiento de La Zona Autónoma de las Colinas de Capitol (Capitol Hill Autonomous Zone), el día primero de julio, y el discurso y acto político en Mount Rushmore del comandante en jefe Donald Trump, para la celebración del día de independencia del 4 de Julio 2020, es un paso al frente de la clase política imperialista y es una clara contra-ofensiva. Es una respuesta de paso al frente, ante la ofensiva del movimiento popular que se ha dado desde el 25 de Mayo hasta los últimos días de Junio, y que no ha sido derrotada ni cooptada, hasta el momento, por las fuerzas reaccionarias del gobierno de Trump y sus socios imperialistas de ambos bandos tanto Republicanos como Demócratas.

La coyuntura actual tiende a la “normalidad”. Y tiene un aliado que es precisamente la expectativa que genera en la mayoría de las poblaciones, la “vuelta a la normalidad” del tan ansiado y esperado fin del encierro o cuarentena por el covid-19. Sin embargo, importante subrayar que el ciclo de lucha contra el racismo y la brutalidad policial sigue más que abierta, con un escenario de fondo que será, a muy corto plazo, de agudización de las condiciones socio-económicas de grandes sectores de masas, en medio de una crisis política con cita electoral el próximo 3 de noviembre y que apunta desde ya, un interesantísimo resultado que abonará aún más en la crisis sistémica que recorre el mundo y golpea directamente los imperios capitalistas.

En suma: El proceso de rebelión sigue abierto. La crisis social, económica y política se agudizan con la crisis sanitaria. La contraofensiva burguesa da un paso al frente y la debilidad política de los sectores en lucha para re-organizar la rebelión es el talón de Aquiles del movimiento mismo.

En ese sentido, el artículo “Debates sobre abolición de la policía, autodefensa y…” autoría de Dennis Hof y Jimena Vergara, publicado originalmente en Left Voice el 28 de Junio y, re-publicado en la Izquierda Diario, es bastante útil y dice en sus considerandos:

“pero si queremos realmente conquistar “territorios autónomos” por cualquier período de tiempo, es necesario forjar una alianza que atraviese toda la clase obrera para obtener un control real sobre el transporte, la distribución de bienes y alimentos, la producción y, por supuesto, la autodefensa. Para forjar una poderosa alianza entre los trabajadores y los oprimidos, es imperativo que el movimiento adopte, además de la lucha por la eliminación de la policía, un enfrentamiento sostenido con el capitalismo. La primera tarea del movimiento obrero es expulsar a los sindicatos de la policía de sus organizaciones. Para forjar una alianza poderosa entre los trabajadores y los oprimidos, el movimiento debe adoptar una plataforma que incluya la confrontación con el racismo y la eliminación de la policía”. “por las demandas más inmediatas de la clase obrera que han sido generadas por la pandemia: la lucha contra el desempleo y por la salud, la educación y la vivienda. La lucha de la clase obrera que estalló cuando comenzó la pandemia está intrínsecamente ligada a la lucha contra el racismo. Dado que el capitalismo se basa en el racismo y que son las personas de color las más afectadas por la crisis sanitaria y la consiguiente crisis de desempleo, no hay forma de vencer a una sin vencer a la otra. La combinación de crisis sanitaria, económica y social que estamos presenciando, y los levantamientos de masas en respuesta al terror policial, han puesto una vez más sobre la mesa la cuestión de la autoorganización de la clase obrera y muestran la necesidad muy real de organizaciones de poder y autodefensa de la clase obrera.

Post data: La contraofensiva burguesa ha continuado con más fuerza al 21 de Julio del presente año, siendo Portland, la capital del Estado de Oregon el lugar de los acontecimientos.

 


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