A 63 AÑOS DE LA REVOLUCIÓN CUBANA

02/01/2022
CUBA

CUBA EN LA ENCRUCIJADA

Auge histórico, deformación burocrática y restauración capitalista hoy

Por David Morera Herrera.

El 1 de enero de 1959, huye el dictador Fulgencio Batista. Las tropas guerrilleras de los “barbudos” toman la Habana. Esa dirección denominada Movimiento 26 de julio, la encabezan jóvenes aguerridos como Fidel Castro, el “Ché” Ernesto Guevara, Camilo Cienfuegos, Armando Hart, Haydeé Santamaría y muchas y muchos más.

En ese entonces, el Partido Socialista cubano, bajo el vasallaje de Moscú, cargaba a cuestas la infamia de haber apoyado al tirano Batista. El M-26J no se consideraba a sí mismo marxista, sino democrático nacionalista. El propio Fidel bajó de Sierra Maestra con un collar de la Virgen de la Caridad del Cobre en su pecho.

No obstante, el triunfo del 1°de enero de 1959 del M26J sobre las tropas del títere yanki Batista, en el marco de la Guerra Fría, le sucede un veloz radicalización de ese movimiento en el poder, que adopta medidas categóricas de expropiación del gran latifundio (la reforma agraria). Luego, ante el bloqueo económico y la agresión de las administraciones republicana de Eisenhower, seguida de la demócrata de Kennedy, la dirección encabezada por Castro; en razón de una indispensable defensa frente al contragolpe imperialista, llega a expropiar los bancos, ingenios azucareros y compañías transnacionales norteamericanas, provocando el éxodo de la burguesía “gusana” a Miami. Se plantan los cimientos de una revolución socialista en América Latina a escasos 200 millas de La Florida, EEUU. Algo inaceptable para la seguridad vital de Washington y su Pentágono.

Cuba es una gloriosa revolución de gran impacto continental y mundial. No obstante, la ruptura de Cuba con el imperialismo yanki (su expulsión de la OEA por ejemplo, a quien el Ché denominó el Ministerio de Colonias de los EEUU) va a dar lugar, rápidamente, a presiones de la burocracia stalinista para asimilar a Cuba, aferrarla a la órbita soviética, así como las posteriores presiones del imperialismo norteamericano y del capital internacional (sobre todo europeo) para imponer a la isla la restauración capitalista (como ocurre desde hace décadas en China y en los países de Europa del Este).

 

Mucha gente de izquierda, buena y honesta no considera que exista hoy un rumbo hacia la restauración capitalista en Cuba. Es entendible. La revolución cubana de 1959 es una de las páginas más luminosas de la lucha por la emancipación social en el hemisferio. Especialmente el ejemplo del Ché Guevara, que aunque equivocado en su foquismo guerrillero, desde muy temprano, discrepó de la política stalinista, dictada por la burocracia soviética, de frenar la revolución en virtud de su concepción etapista, y lanza desafiante la consigna: “la revolución será socialista, o no será” (refiriéndose a la expropiación de la burguesía).

Sin embargo, los años pasan y los procesos cambian. Aunque Cuba nos provoque tantas emociones genuinas por su larga lucha de independencia, no podemos cerrar los ojos ante el proceso de deformación burocrática que la ató como satélite a la burocracia stalinista de la fenecida Unión Soviética, y menos aún, ante la lamentable realidad actual, dónde avanza la restauración capitalista, y por ende la desigualdad social, de la que se aprovecha el imperialismo norteamericano, ni lerdo, ni perezoso, pues “lleva agua a sus molinos”.

Cuba, con toda sus larga historia de resistencia a la recolonización norteamericana y sus innumerables agresiones; no obstante, desde el inicio tuvo como “talón de Aquiles” el hecho de que adoleció de una organización, dirección y estrategia acertada para la extensión de la revolución mundial, y terminó cayendo presa de su propio aislamiento.

Nahuel Moreno ante este proceso histórico decisivo, desde su inicio, planteó lo siguiente:

“Que Cuba sea la vanguardia de la revolución latinoamericana, no nos debe impedir analizarla y criticarla cuidadosamente. Se trata de comprobar sus etapas, sus contradicciones y su dinámica, para impedir que retroceda o sea aplastada y para aplicar sus experiencias a otros países similares. Las revoluciones cubana y boliviana tienen una característica que las hacen únicas en nuestro continente: la destrucción del ejército permanente y el surgimiento de milicias armadas. En ambos países se dio un poder dual y un gobierno precariamente sostenido por un lado, sobre el pueblo armado, y por otro, en las negociaciones y acuerdos con sectores burgueses e imperialistas. Una diferencia importante es la siguiente: mientras la revolución boliviana barrió al ejército en tres días, la cubana logró hacerlo en un proceso mucho más largo y complicado. En Cuba, lo que más sorprende es la falta de un programa por parte de los líderes revolucionarios. Los decretos del gobierno responden siempre a necesidades inmediatas y no a un plan esbozado de antemano. Ese es un carácter común a todas las direcciones nacionalistas del mundo, pero en Cuba, donde la presión imperialista es tan fuerte, se manifiesta casi a diario. Lo trágico es que la deficiencia de carecer de un programa conocido a largo plazo, es subrayada como una virtud por los críticos nacionalistas o burgueses. Es que, con ese mismo método, los dirigentes burgueses y pequeñoburgueses, ocultan sus verdaderos propósitos y maniobras.

Sartre, agudo observador de la revolución cubana, señala: “En resumen, diré que un movimiento que empezó bajo la forma de un putsch (golpe militar-Nota nuestra), vio desaparecer uno tras otro sus objetivos, descubriendo objetivos nuevos cada vez más populares y profundos, en una palabra, más revolucionarios.” Moreno, Nahuel, La Revolución Latinoamericana. Centro de Estudios Humanos y Sociales (CEHUS), Buenos Aires, 2019.  http://www.nahuelmoreno.org/escritos/La%20Revoluci%C3%B3n%20Latinoamericana-1962.pdf.



Desde el punto de vista de la caracterización del más grande ensayo de revolución socialista latinoamericano (hoy abortado), Nahuel Moreno planteó lo siguiente sobre su naturaleza.
“(…) la historia posterior a la Segunda Guerra Mundial habría de presentar un hecho nuevo, que no se había dado en la anterior etapa, aunque había sido previsto en abstracto por Trotsky: el de “revoluciones de febrero” -es decir, revoluciones proletarias conducidas por direcciones burocráticas o pequeño burguesas- que, por una combinación excepcional de factores objetivos, pasan los límites de clase y llegan a expropiar al capitalismo en los marcos de su estado nacional, y dan así origen a estados obreros burocratizados desde su nacimiento.” Tesis de Fundación de la LIT-CI, 1982. Marxist Internet Archives: file:///C:/Users/WIN8/Downloads/Tesis_de_fundacion_de_la_LIT_CI.pdf

Nahuel Moreno.
¿Por qué decimos hoy que avanza en Cuba la restauración capitalista, en un sendero similar al que ya recorrió China?

La muestra más clara es la nueva ley de Inversiones Extranjeras, adoptada a finales de marzo del 2014, misma que garantiza la inviolabilidad de la propiedad de las empresas inversoras, salvo en caso de emergencia nacional y previo pago de la indemnización correspondiente.

Se amplían las áreas abiertas a la inversión extranjera del turismo, minería y petróleo, a toda la economía nacional, exceptuando solamente la salud, educación y defensa. Se garantiza la libre exportación e importación sin mediación del Estado, rompiendo definitivamente el control sobre el comercio exterior. También permite, a diferencia de la modalidad que se extendió durante los ’90 de empresas mixtas (51% estatales), la instalación de empresas 100% capital extranjero.

Una pieza clave del proyecto es el nuevo puerto de aguas profundas de El Mariel a 50km de La Habana, que implicó una inversión de 850 millones de dólares financiada mayormente por Brasil (75% a través del BNDES y el restante aportado por el estado cubano). Este puerto, con una ubicación privilegiada en el Caribe, a la entrada al Golfo de México y cercano al Canal de Panamá (que ha sido ampliado), será la cabeza de una amplia zona franca gestionada 100% por el monopolio Autoridad Portuaria de Singapur. El modelo intenta copiar el caso de China que en los ’70 abrió zonas de este tipo y las generalizó en los ’90 y fueron la base de la restauración capitalista en el gigante asiático.

La zona franca de Mariel, donde planean establecerse numerosas empresas, entre ellas de capital chino, apunta a ser un centro clave del tráfico comercial y de la industria de maquila, a escasa distancia de los puertos norteamericanos, conectándose a Asia y China a través del ampliado Canal de Panamá tanto, o eventualmente, del nuevo canal que impulsa en Nicaragua el gobierno “sandinista” (estrecho aliado de Cuba), con financiación china.

En Mariel, el salario puede determinarse en común acuerdo entre el inversor y la parte cubana. La firma extranjera paga en pesos cubanos convertibles a la contratista estatal, y luego ésta liquida los salarios en moneda local. Es una clara violación no sólo de los derechos laborales de los trabajadores sino de la propia negociación colectiva con los sindicatos.

La jugada de Estados Unidos busca cerrar el paso a los intentos de China y Rusia de abroquelar a Cuba a su bloque, y asegurar la participación de las corporaciones yanquis en la “apertura” económica cubana, hoy frenada por un bloqueo que no impidió que fuertes intereses españoles y europeos en general, como también canadienses, se establecieran en la Isla.

(Fuente Fracción Trotskista-Cuarta Internacional: http://www.ft-ci.org/Avanzan-en-la-restauracion-capitalista?lang=es )

En este contexto se comprende lo nefasto que resulta la Zona de Mariel. El gobierno cubano permite que operen empresas capitalistas en el sector de servicios, tales como las cadenas hoteleras, en la industria, construcción y minería.

Las presiones sobre Cuba también se expresan en las tensiones existentes entre la burguesía nacional cubana –tanto la que opera desde Miami como los “nuevos ricos” que se encuentran dentro de la isla– y la burocracia estatal que se sustenta por su control sobre a producción social del pueblo cubano. Dicha tensión se desenvuelve al calor de la economía capitalista mundial. He ahí el contexto de las últimas reformas votadas durante los congresos VI y VII del Partido Comunista Cubano (PCC) durante los años 2011-2014 en referencia a los “Lineamientos de la Política Económica y Social”, y que son la base material del descontento popular que generó las movilizaciones espontáneas masivas de protesta de julio del año pasado.



Enlace relacionado Bandera Roja PRT: https://periodicobanderaroja.com/cuba-un-alarido-escrito-por-leonardo-padura/

Las advertencias del “Che” Guevara sobre el peligro de la restauración capitalista en Cuba.

La oposición de Guevara a la autonomía financiera de las empresas y a la aplicación de estímulos o incentivos materiales para incrementar la producción era producto de su temor ante una posible restauración del capitalismo en Cuba . Guevara el 2 de octubre de 1964, afirmó:

“(…) el sistema yugoeslavo, al implantar la ley de valor, empieza a crear, es decir a recrear objetivamente, el capitalismo” (Ernesto Ché Guevara, Obras Completas, 2006).

Para Guevara: “(…)todo parte de la errónea concepción de querer construir el socialismo con elementos del capitalismo, sin cambiarles realmente la significación. Así se llega a un sistema híbrido que arriba a un callejón sin salida o de salida difícilmente perceptible que obliga a nuevas concesiones a las palancas económicas, es decir al retroceso” (Op. cit.)



La línea adoptada por Guevara propugnaba una “vía campesina” al socialismo, la cual desplazaba a la clase obrera como sujeto revolucionario, a contrapelo de la concepción marxista e influenciado por la teoría y práctica de la Guerra Popular Prolongada, de inspiración maoísta. La injerencia del estalinismo en la fijación de las políticas al interior del Estado profundizó las tensiones en el seno de la dirigencia cubana, lo que condujo a la derrota de las posiciones de Guevara y a la marginalización de sus partidarios –conduciendo al desplazamiento del ala radical del liderazgo revolucionario cubano en favor del ala centrista y pro-Moscú encarnada por Fidel Castro. Ya conocemos el trágico final del Ché en Bolivia, de la mano del abandono del aparato stalinista mundial, pero también de su equivocada estrategia foquista guerrillera.

Conclusiones:

Cuba, es una muestra tajante de la imposibilidad más que probada de la construcción de “el socialismo en un solo país”, que preconizó e impuso la degeneración burocrática estalinista, borrando de la memoria del movimiento obrero y popular el papel clave del internacionalismo (que data de Marx y Engels, Manifiesto Comunista). El stalinismo troca la estrategia de extensión de la revolución socialista mundial de los bolcheviques y la Tercera Internacional, en vida de Lenin, Trotsky y Rosa, por un frío cálculo de “coexistencia pacífica” con el imperialismo en la segunda posguerra y en plena guerra fría, que llevó a la debacle. No nos cansaremos entonces de reivindicar la frase sintética del trotskista argentino Nahuel Moreno: “el socialismo será mundial…o no será”

En conclusión, coincidimos plenamente con laspalabras del camarada Sandoval 
“Cuba sigue retrocediendo por el bloqueo, y la respuesta represiva del régimen al descontento popular expresa los procesos de desigualdad que están en curso y una mayor corrupción dentro de la burocracia estatal y su apertura al capital imperialista. El fin del bloqueo aliviaría la asfixia económica, pero no es una solución milagrosa, porque puede acelerar las tendencias procapitalistas en sectores cuentapropistas y del aparato del estado. En el pueblo cubano, sin embargo, hay grandes resabios de la conciencia solidaria y antiimperialista que generó la revolución. Por eso exigimos que cese la represión a las protestas populares y se garanticen libertades democráticas a los luchadores socialistas.

El imperialismo quiere «democracia» para que sus agentes garanticen que la Isla vuelva a ser una semicolonia, sometida al saqueo imperialista. Nosotros, por el contrario, reclamamos democracia para los trabajadores y los luchadores socialistas a fin de que puedan defender las conquistas que quedan de la Revolución. La salida de fondo será, sin embargo, que nuevamente los pueblos latinoamericanos se acerquen a la revolución y le tiendan la mano a Cuba, que tiene mucho que aportar”.

Sandoval Manuel. Cuba no debe volver al redil del imperialismo yanki. Bandera Roja, 19/07/2021) 

https://periodicobanderaroja.com/cuba-no-debe-volver-al-redil-del-imperialismo-yanqui/ 

Más allá de lo anterior, desde luego, exigimos del gobierno de Estados Unidos la finalización inmediata y sin condiciones del criminal bloqueo económico y la devolución de Guantánamo, enclave colonialista en territorio cubano. Pero no por ello podemos dejar de ver el tinglado geopolítico comercial que se está tramando para destruir las grandes conquistas sociales que impulsó en su momento glorioso la revolución cubana.