Bukele y su espejismo del Bitcoin
Por Santiago Vázquez
Si dividimos los US$150 millones del fideicomiso que el gobierno convertirá a bitcoins entre los US$30 de incentivo, se puede afirmar que las proyecciones oficiales apuestan a que se registren casi 5 millones de salvadoreños como usuarios nuevos de esa criptomoneda. Esas son buenas noticias para quienes, esperanzados en la “teoría del más tonto”, han invertido en bitcoins. Y son mejores noticias para los que están vinculados a la empresa desarrolladora de la aplicación oficialista. Sin embargo, no son noticias tan buenas para el pueblo salvadoreño.
Según Cecilia Barría, «La “teoría del más tonto” es una expresión muy utilizada en los mercados bursátiles. » y «Funciona de la siguiente manera: puedes ganar dinero si compras una acción que está sobrevalorada porque siempre habrá “alguien más tonto” dispuesto a pagar un precio más alto.» Encontrar a ese alguien no es una labor fácil, encontrar a ese alguien en versión plural sería el sueño de muchos inversionistas de criptomonedas.
Los US$150 millones iniciales y casi 5 millones de posibles nuevos usuarios les darán un rato de paz a los inversionistas que están preocupados debido a que el bitcóin ha venido en picada; con la inyección de ese capital público e incorporación de nuevos clientes, lo más probable es que las acciones—de los criptoespeculadores—se sobrevalorarán generándoles la oportunidad de venderlas a un mejor precio del que pueden hacerlo sin la ayuda del escenario que está montando el gobierno salvadoreño.
Para los aproximadamente 5 millones de salvadoreños que tenemos DUI, los $ 30 resultan muy atractivos. Yo mismo he tenido trabajos en los que esa cantidad significaba la recompensa de 5 jornadas de esfuerzo. En ese sentido, nuestro gobierno está jugando muy bien con las necesidades y expectativas de nuestro pueblo. Lamentablemente, en asuntos de dinero nada es gratis.
Ciertamente, nadie está obligando a ningún salvadoreño a registrarse en la aplicación para recibir el bono de $30; pero los riesgos, costos e interés derivados del fideicomiso si generarán una carga financiera que será obligatoria para todos los salvadoreños por una razón muy sencilla: el gobierno está comprometiendo fondos públicos para tejerle un paracaídas a una criptomoneda.
En pocas palabras, todo apunta a que cada salvadoreño ha sido ofrecido como alguien que está “dispuesto a pagar un precio más alto” por el bitcoin.