Destruyen patrimonio arqueológico en Buenos Aires
¿A dónde apunta la destrucción de la esfera precolombina en el Parque de Buenos Aires?
Por Manuel Sandoval
La periodista Stella Chinchilla posteó hace unos días la foto de la escultura precolombina adornada con flores en el parque de Buenos Aires de Puntarenas. Como toda la gente que la vio, mi primera reacción contra el que cometió este acto de barbarie, aparte de mandarlo al infierno, fue decirme que tiene aserrín en la cabeza. Me recordé, sin embargo, los murales de flores y animalitos que pintan nuestros estudiantes en las escuelas y colegios, y pensé que el crimen contra la esfera denota una visión muy limitada del mundo, a la que indudablemente hemos contribuido los educadores.
Repitiendo como autómatas todos los 12 de octubre el discurso oficial del Encuentro de Culturas, se está deformando el proceso histórico para restarle importancia al proceso violento de despojo de sus tierras, destrucción de sus culturas y opresión que sufren los pueblos originarios a partir de la conquista. De esta forma jamás van a valorar nuestros estudiantes lo que significa esta escultura en la lucha de los pueblos originarios para mantener su identidad cultural, una lucha que está ligada a la defensa de sus tierras, bosques y ríos, la base de la vida y del ser indígena.
El fenómeno de desvalorización de las culturas indígenas es, por supuesto, más profundo. La sociedad costarricense fue inoculada desde la conquista y la colonia con una buena dosis de racismo y prejuicios (la justificación ideológica de la explotación del indígena y su despojo de la tierra por el conquistador primero y por el terrateniente blanco después), que por el desarrollo capitalista del país desde la independencia de España se trasladó sucesivamente hacia los afrodescendientes del Caribe, los trabajadores migrantes guanacastecos en los cincuentas y a la vuelta del siglo contra la fuerza laboral que llega de Centroamérica y los indígenas del Sur.
La burguesía costarricense no sólo trata de convertir a los pueblos originarios en parte de un folklor con el que se puede atraer turismo a zonas periféricas del país. Contradictoriamente, al mismo tiempo se trata de invisibilizarlos como pueblo y nacionalidad oprimida, por la lucha que hay por parte de terratenientes blancos para arrebatarles la tierra. Nadie se puede engañar por el papel ambiguo del Estado costarricense, reconociendo derechos en respuesta a la lucha de los indígenas aquí y a nivel internacional, pero al mismo tiempo, siendo omiso frente al continuado robo de sus tierras y los asesinatos de dirigentes como Sergio Rojas y Jehrry Rivera.
Llama la atención en este sentido, que la esfera se encuentra en el parque de Buenos Aires, supuestamente bajo el alero protector de la Municipalidad de un cantón con mucha población indígena. Pareciera que las flores responden a un proyecto de los munícipes. ¿Será que conscientemente se busca deformar la herencia cultural de los pueblos Boruca y restarle valor? De ser así estarían reduciendo el valor estético, simbólico y estético de las esferas al de las vacas que puso Johnny Araya hace algunos años para adornar el centro de San José.
Cuando los terratenientes blancos, con la bendición de algunos curas, se animan a amenazar públicamente a la comunidad de Chinakichá por las recuperaciones de tierras ancestrales que está haciendo amparada en la ley, pareciera que las flores de la esfera están destinadas a algunas tumbas. ¡NO PODEMOS PERMITIRLO!
Las esferas son uno de los tesoros artísticos y culturales más grandes del legado de los pueblos originarios.