¿El problema es el acatamiento?

15/07/2020
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¿ES CIERTO, COMO DICEN SALAS, MACAYA Y CARLITOS, QUE LA POBLACIÓN NO ACATA EL CONFINAMIENTO Y POR ESO SE EXPANDE EL COVID?

Por Manuel Sandoval Coto

La cháchara de que somos responsables de que la pandemia se expanda, ya cansa. Por todas partes uno se encuentra con la poca gente que se aventura en las calles de San José usando mascarillas y en los barrios las calles están desiertas. La campaña del miedo de las autoridades de Salud ha pegado, y la gente ha hecho caso y se ha encerrado en sus casas.
El confinamiento, sin embargo, NO BASTA para frenar la expansión del Covid. Es evidente que como en el resto de América Latina la expansión de la pandemia tiene razones más de fondo que el acatamiento o no del encerramiento: las políticas neoliberales que han destruído los sistemas de Salud Pública por la privatización de servicios y el recorte de los gastos sociales del Estado, y el aumento de la miseria y el desempleo. En el caso de nuestro país si la pandemia se hubiera tardado unos meses en llegar, la historia sería tal vez más grave, porque la Caja hubiera estado ya quebrada. La insistencia en el confinamiento tiene mucho que ver, con que no entra en las intenciones del gobierno cancelar la deuda con la Caja y los recursos para enfrentar la pandemia están casi agotados.
Las cifras de contagio crecen en el país, destapando que el contagio se está produciendo por las condiciones de sobre-explotación en las plantaciones de agro-exportación, el hacinamiento y la miseria en las cuarterías de San José y otros lugares, y en general por la pobreza de grandes sectores del pueblo costarricense.
El viernes Carlitos puso cara de compungido para decir que sólo se ha llegado con el bono Proteger (una ayuda que de todas formas es insuficiente) a poco más de medio millón de solicitantes y que no hay recursos para darle el bono a medio millón más. Hundir en la miseria y la desesperación a la población más vulnerable sólo crea un caldo de cultivo para la expansión del virus y otras enfermedades como el dengue.
Antes de que apareciera la pandemia, el gobierno tenía la política de quemar los ranchos de los asentamientos en precario alrededor de San José, entregándoles a los desalojados (por la vía del IMAS) 125 000 colones por mes para que alquilaran un cuarto por espacio de tres meses y dejándolos después librados a su suerte. La pandemia salvó temporalmente asentamientos como los de Monte Alto en Alajuelita, donde ya la Muni y la Fuerza Pública habían desmantelado algunas casitas. En plena pandemia, sin embargo, el gobierno sigue negándoles agua potable y electricidad a más de 200 familias. Es evidente que como en otros rancheríos de Alajuelita, donde se aloja mucha gente trabajadora, que con un poco de ayuda del gobierno podría construir casitas con buenas condiciones sanitarias, la política de negarles servicios básicos de agua, electricidad y alcantarillas está provocando la expansión del Covid. Apostamos, con dolor de decirlo, a que en los próximos días aparecerán casos de coronavirus en Monte Alto.
La reactivación económica que promete Carlitos se vuelve humo, el Plan Proteger se difumina, y el país se hunde rápidamente. Nos acercamos a Nicaragua y el resto de Centroamérica Y NO SÓLO EN EL NÚMERO DE CONTAGIOS.

Con manifestaciones de carros, bloqueos “fantasma” y protestas “virtuales” este proceso no se va a frenar.

URGE UN ENCUENTRO OBRERO Y POPULAR PARA DEFINIR UNA LUCHA CONSECUENTE Y SIN CUARTEL EN DEFENSA DE LA CAJA Y LAS DEMÁS CONQUISTAS SOCIALES DEL PUEBLO COSTARRICENSE

 


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