LA CRISIS TIENE SALIDA
SIN RECURRIR A IMPUESTOS Y AUSTERIDAD CONTRA EL PUEBLO: NO HAY QUE PAGARLE A LA MAFIA FINANCIERO-EMPRESARIAL LOS BONOS DE LA DEUDA PÚBLICA
Por Manuel Sandoval Coto
Toda la burguesía costarricense ha reaccionado furiosa contra las propuestas del gobierno para negociar con el FMI, lanzando a los cuatro vientos la consigna de ¡NO MÁS IMPUESTOS! Los trabajadores y el pueblo deben interpretar correctamente esta consigna, porque aunque no lo diga abiertamente, la burguesía la interpreta como NO MÁS IMPUESTOS CONTRA LOS EMPRESARIOS Y EL GRAN CAPITAL, LOS IMPUESTOS QUE LOS PAGUE EL PUEBLO. La gran burguesía costarricense sabe que aumentar los impuestos es inevitable, porque por más brutal que sea el recorte en los gastos del Estado, no va a ser suficiente para manejar el pago de intereses y principal de la deuda pública que vencen el año entrante (casi US$ 10 000 millones de dólares); aunque toda la plata que entra por impuestos se dedicara a pagar esta deuda de casi 6 billones de colones, siempre faltarían más de 1 billón de colones ( y esto proyectando que la caída de la producción nacional este año no supere más del 6% del PIB y que comience a haber una recuperación económica el año entrante … ¡lo que está difícil en el contexto de una depresión económica internacional peor que la del 29!
Bueno, pero tal vez el lector, poco habituado a las cifras, no captó bien lo que acabamos de señalar. El año entrante, aunque el recorte del gasto estatal fuera del 100%, aunque se dejaran de pagar salarios y pensiones, se cerraran las universidades y los tribunales, no se girara un sólo cinco a las municipalidades para mantener la red vial de los cantones, se cortaran todo tipo de ayudas y programas sociales, y no se le diera un sólo cinco al BAHNVI, NO SERÍA SUFICIENTE PARA CUBRIR LOS VENCIMIENTOS DE LA DEUDA. Quizás sólo vendiendo o concesionando todas las instituciones públicas susceptibles de enajenar: FANAL, bancos, ICE, INS, RECOPE, se podría capear la situación sin desmantelar totalmente al Estado y sin aumentar la carga tributaria. Aparte de que no es un proceso que se pueda hacer de la noche a la mañana, esto sería una verdadera locura porque para el 2022 los ingresos del Estado se caerían brutalmente de nuevo al dejar de percibirse los aportes tributarios de estas instituciones al presupuesto nacional. El hueco del año entrante, estaría de nuevo en el 2022. Se habrían matado las gallinas ponedoras, y el Estado no recibiría ya ningún huevo.
En los dos últimos gobiernos, a medida que el déficit fiscal crecía porque el pago de los intereses de la deuda comenzó a chuparse todos los ingresos del Estado, Hacienda empezó a manejar esta situación como si fuera un juego de pirámide. Se viene reconvirtiendo la deuda interna con vencimientos de los títulos a corto plazo y rendimientos altos por deuda externa más barata y sustitución de bonos en el mercado nacional en mejores condiciones para el Estado. Se patea la pelota para adelante, en un juego que se volvió muy peligroso por la agudización del desequilibrio fiscal en las condiciones de recesión creadas por la pandemia.
El “hueco negro del espacio” en las finanzas públicas, amenaza con tragarse los fondos de carácter social invertidos en títulos del Estado: las reservas de la Caja, del INS, de los bancos estatales, de los fondos de pensiones, en el momento en que Hacienda no pueda manejar más la situación y se caiga en una situación de “default” (imposibilidad de pago por parte del Estado de sus compromisos presupuestarios), lo que desataría un violento proceso inflacionario, esfumaría el valor de los títulos del Estado y desataría una crisis social de increíbles proporciones. Un escenario que nosotros vemos muy probable, por el hueco sin fondo en que tiende a convertirse el déficit fiscal que origina la deuda.
Las propuestas del gobierno al FMI, que nos parece que ya estaban habladas de antemano con esta institución financiera internacional, buscan reducir el ritmo de crecimiento del déficit y la deuda (que llegará a un 70% este año). Con restricción del gasto y más impuestos se plantea que la curva de crecimiento de la deuda comience a descender a partir del 2024, y que recién en el 2034 se logre que la deuda baje a una relación con el PIB del 50%, lo que se supone manejable para la economía y el Estado costarricense; a lo sumo se estaría operando con un déficit del 3%. Todo muy bien planeado, pero sin asidero en la realidad, aunque de un costo brutal para los sectores populares.
Muchos trabajadores y gente del pueblo han percibido que la carga de impuestos, el congelamiento de salarios en el sector público y la desaparición de programas sociales, van a golpear fundamentalmente a la población trabajadora. El gobierno de Carlitos responde a la gran burguesía costarricense y no es su intención socarle la faja. El aumento del impuesto sobre la renta puede afectar a los pequeños y medianos empresarios, pero NO a los grandes (a los que supuestamente les subiría de un 30 a un 36%) porque éstos defraudan al fisco, declaran ganancias ridículas y hasta pérdidas, y entre las propuestas al FMI no hay las medidas necesarias tendientes a eliminar el secreto bancario y la impunidad con que se mueven al estafar al fisco. Eliminar dentro de las cargas sociales el aporte al FODESAAF más bien es una ganancia para los empresarios, sumamente grave porque dejaría sin financiamiento las becas escolares, las ayudas del IMAS, programas del PANI y los CEN-CINAI, financiamiento del BAHNVI para créditos de vivienda popular y muchísimos programas sociales más. El plan es a 4 años, pero la aplicación de la regla fiscal lo prolongaría más allá, provocando una década de empobrecimiento progresivo de los sectores populares, mientras a la burguesía sólo se le gravan con un 0,3% sobre el monto de las operaciones financieras. Un monto ridículo pero que la burguesía no está dispuesta a aceptar.
Es claro que si el pueblo costarricense no supera el terror a la pandemia y avanza a coordinar entre los sectores que han estado saliendo a protestar en las calles, una movilización unitaria que apunte hacia una alternativa obrera y popular para reactivar la economía a favor del pueblo y enfrentar la crisis fiscal sin hundir al país, la burguesía se va a salir con la suya y va a modificar más a su favor las propuestas al FMI. Sin que se logre superar a corto plazo pese a la sangría del pueblo, la dinámica a un default catastrófico.
La nota se ha extendido mucho y somos concientes que no es agradable leer en pantalla. Vamos por eso a resumir, con la intención de ampliar en otras notas. La crisis puede y debe tener una salida a favor del pueblo.
Después de la recesión del 2008-2009, para fortalecerse económicamente, la burguesía costarricense recurrió la evasión y la elusión fiscales. Se ensanchó el déficit fiscal, llevando a los últimos tres gobiernos a recurrir cada vez más al endeudamiento. Este ha sido un mecanismo excelente para que la burguesía parasite de los fondos públicos. Con la plata que dejaba de pagar en impuestos, compraba bonos del Estado para paliar el déficit fiscal y ganaba intereses muy jugosos. Más de la mitad de la deuda interna en bonos del gobierno central (17,4 billones de colones a julio) están en manos de esta hampa financiero-empresarial.
Hay que organizarse para volcarse a las calles a exigir:
¡NO MÁS IMPUESTOS NI AUSTERIDAD CONTRA EL PUEBLO!
LA PANDEMIA NO HA PASADO:
QUE EL IMPUESTO A LAS TRANSACCIONES FINANCIERAS SEA SÓLO PARA LOS GRANDES CAPITALISTAS Y SE DESTINE A FINANCIAR LA CCSS.
LA CRISIS FISCAL TIENE SALIDA:
¡QUE NO SE PAGUE MÁS, QUE SE CONDONE LA DEUDA DEL ESTADO, POR MÁS DE 8 BILLONES DE COLONES, EN MANOS DE LA MAFIA FINANCIERO-EMPRESARIAL QUE DOMINA EL PAÍS!