La guerra Rusia -Ucrania: clave de la situación mundial
Aporte del Comité Central Partido Revolucionario de las y los Trabajadores (PRT) para el II Congreso Mundial de la Liga Internacional Socialista (LIS).
“La catastrófica crisis comercial, industrial, agraria y financiera, la ruptura de los lazos económicos internacionales, la decadencia de las fuerzas productivas de la humanidad, la insostenible agudización de las contradicciones entre las clases y entre las naciones señalan el ocaso del capitalismo y confirman la caracterización leninista de que la nuestra es una era de guerras y revoluciones”
León Trotsky (La Cuarta Internaciponal y la Guerra, 1934)
La cita anterior fechada 10 de junio de 1934, parece describir en sus trazos gruesos la situación actual de descomposición del sistema capitalista imperialista y es muy útil para comprender la guerra que se ha desatado con la invasión de Rusia a Ucrania.
Con el ánimo de contribuir a la elaboración y el debate de cara al II Congreso Mundial de la LIS, creemos necesario precisar y procesar la discusión sobre la naturaleza y alcances de la guerra y establecer colectivamente las orientaciones más adecuadas para nuestra intervención política. Vamos a ir de lo general a lo particular, utilizando el método hipotético deductivo.
1. Las guerras nos imponen grandes pruebas y desafíos.
Las guerras, así como las revoluciones y contrarrevoluciones, son colosales ensayos y pruebas para las organizaciones revolucionarias.
Si además estas guerras son mundiales o tienden a ello, la exigencia se eleva a la enésima potencia. La I guerra imperialista mundial consumó la degeneración oportunista (“social-patriota”) de la II Internacional, debido a la vergonzosa adaptación de los partidos socialdemócratas a sus respectivos imperialismos, al punto que Lenin llamó a la II Internacional “cadáver maloliente”. Al mismo tiempo, la ubicación revolucionaria sin concesiones a los bandos imperialistas de la izquierda de Zimmerwald, permitió decantar un puñado de revolucionarios en 1914, que sientan las bases de una radical reorganización del movimiento obrero, bajo el influjo potente de la victoriosa Revolución Rusa de Octubre 1917 (solo tres años después), que conduce en 1919 a la creación de la dirección revolucionaria más grande y con mayor influencia de masas hasta la fecha: la III Internacional.
Al fragor de la II Guerra mundial las escasas fuerzas de la IV internacional, creemos no captan en toda su dimensión la doble naturaleza de la guerra, no solo como guerra interimperialista, sino como feroz guerra de exterminio del nazi-fascismo contra la URSS, en tanto estado obrero, así sea degenerado burocráticamente por el aparato stalinista. No dudamos de que el proyecto del nazi-fascismo, de haber triunfado, hubiera implicado un retroceso histórico enorme. Esa incomprensión de la naturaleza dual y combinado de la guerra, así como el prematuro asesinato de Trotsky al inicio de la conflagración, es un factor que imposibilitó, entre otras razones, que la joven e inexperta IV Internacional se postulará como una alternativa de masas en la segunda posguerra.
Nahuel Moreno, indica al respecto: “(…) El fenómeno de Hitler no ha sido estudiado a fondo por los marxistas. En el racismo hitleriano tenemos el embrión de una nueva sociedad esclavista, con los campos de exterminio y de trabajo adonde Hitler enviaba a los judíos, los polacos y también a los izquierdistas. Es el comienzo de una nueva relación de producción, con nuevas formas de esclavitud”. (Moreno, N. Conversaciones sobre Trotskismo. 1987).
Hacemos este somero recuento para reafirmar que la caracterización correcta de esta guerra es fundamental para nuestra construcción como LIS.
2. La guerra Rusia-Ucrania es clave de la situación mundial.
Coincidimos en que, desde el punto de vista objetivo, la situación mundial está signada por la crisis económico-social prolongada, cada vez más aguda, que sacude al sistema capitalista imperialista mundial desde el 2008, agravada por la pandemia. Pero no se trata de una crisis de la magnitud de la que sacudió al capitalismo imperialista en 1914 y 1929. Es cualitativamente más grave y compleja pues se suscita en un marco de deterioro sustantivo del escosistema global; es un hecho que el cambio climático amenaza con una gran extinción de especies y de la humanidad misma. Sumemos a ello la proliferación de armas de destrucción masiva cada vez más sofisticadas, incluyendo la posesión de armas nucleares declaradas de parte de Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido, Pakistán, India, Israel, Corea del Norte, en un escenario de tensión acelerada entre las potencias mundiales, regionales y sus socios menores.
No casualmente, desde el punto de vista político, hoy el fenómeno más descollante, que expresa y sintetiza al más alto grado la refracción de esa crisis objetiva es la guerra en Ucrania, fruto de la exacerbación de las contradicciones interimperialistas e interburguesas que sacuden al planeta. Sin soslayar de ningún modo el hecho de que es suscitada específicamente por la invasión despiadada de Rusia, un imperialismo de menor cuantía, a fin de apoderarse del territorio de Ucrania, pisoteando su autodeterminación nacional. Asimismo, esta guerra evidencia el papel rapaz de la OTAN que se escuda en el gobierno reaccionario de Zelensky para avanzar en su posicionamiento estratégico en Europa del Este. En procura de diseñar una política acertada debemos tomar en cuenta la combinación de esos elementos, jerarquizarlos y entenderlos en su dinámica.
Enfatizamos que se trata de una guerra que marca la situación mundial en su conjunto, no solo porque agrava los elementos que se orientan hacia una conflagración mundial, sino porque profundiza y reatroalimenta a su vez la crisis económico-social y del orden/desorden mundial, pues impacta directamente en los siguientes aspectos:
i.- La crisis alimentaria, relacionada con el desabastecimiento de granos que desata terribles hambrunas en el hemisferio sur (particularmente en África).
ii.- Las tendencias inflacionarias y recesivas globales, que apuntan a la estanflación (a duras penas contenida por ahora).
iii–La crisis energética que afecta duramente a Europa
iv.- El repunte acelerado de la carrera armamentista, junto al recrudecimiento de las guerras comerciales, en particular entre EEUU China en materia de la industria de los microchips, la inteligencia artificial y de la industria militar en general.
Insistimos en el carácter decisivo de la guerra de Ucrania, pues constituye un parte aguas que requerimos calibrar con detalle, pues todo indica que abre una nueva etapa de la situación mundial.
Para someter a discusión la hipótesis sobre si la guerra en Ucrania abre o no una nueva etapa de la situación mundial y si tiende de forma inexorable o no hacia una guerra de dimensiones globales, no basta con describir la situación concreta hoy., es necesario analizar la dinámica del conflicto bélico, las tendencias que incuba, hacia dónde va.
Algunos analistas burgueses y reformistas han considerado que estamos ante una nueva Guerra Fría. Discrepamos. La Guerra Fría de la segunda posguerra no modifica el orden bipolar de Yalta y Postdam, más bien es su consecuencia. La burocracia de la antigua URSS y los aliados occidentales que triunfan en la II Guerra pactan la repartición del mundo en zonas de influencia. Supuso un acuerdo de coexistencia pacífica, una división de tareas contrarrevolucionaria entre el aparato stalinista y el imperialismo occidental, conduce al establecimiento del patrón dólar-oro en Bretton Woods y redunda en la larga estabilidad política que catapulta el boom económico. Ese orden mundial se asienta en instituciones políticas, económicas y militares muy concretas de cada bloque: El bloque dominado por el imperialismo yanki con su OTAN, Banco Mundial, FMI, y el bloque dominado por la antigua URRSS con su Pacto de Varsovia y Consejo de Apoyo Mutuo Económico (CAME).
La guerra en la Península coreana es el hecho fundamental que recrudece la Guerra Fría, pero ni siquiera se subvierte con la crisis de los misiles de 1961 en Cuba, más bien, luego se fortalece. Es solamente la desintegración de la URSS y la restauración capitalista el hecho monumental que liquidó ese orden. Por eso la situación actual se asemeja más bien a la Paz Armada que precede a las anteriores guerras mundiales, Paz Armada que abre la dinámica hacia la guerra de proporciones mundiales.
Teniendo en cuenta lo anterior, sostenemos que se abre una nueva etapa mundial, en virtud del declive de la hegemonía yanqui, así como de la emergencia y puja de nuevos imperialismos que amenazan seriamente esa hegemonía, en primer lugar, China (como veremos). Etapa determinada por el colapso del orden político unipolar que sucede a la caída de la URSS, dando paso a un orden/desorden multipolar que, por su misma correlación de fuerzas, tiende a la inestabilidad en aumento.
3.- Sobre el doble carácter de la guerra.
En la LIS coincidimos en que la guerra en Ucrania es un fenómeno complejo y contradictorio que comprende dos guerras: una guerra interimperialista (en un bando encabezada por la OTAN y en otra por Rusia) y una guerra justa del pueblo ucraniano contra el invasor por el derecho democrático a su autodeterminación nacional. Pero siendo justa la guerra por la autodeterminación nacional de Ucrania contra el invasor imperialista ruso, al combinarse con el elemento interimperialista, es también instrumentalizada por la OTAN comandada por el imperialismo yanki, que se escuda en el pueblo ucraniano como carne de cañón de su avanzada colonizadora en el este de Europa.
Esa doble naturaleza no es inmutable. Si analizamos los acontecimientos más recientes podemos verificar que el conflicto militar no solo está en escalada, sino que se agravan los choques y fricciones interimperialistas y se abren distintos flancos.
A la fecha, si hacemos un análisis concreto de la realidad, ciertamente por ahora no hay una guerra mundial, puesto que no hay un conflicto militar directo entre las tropas del imperialismo yanqui-OTAN y Rusia. La OTAN-Biden continúa parapetándose y enviando al matadero a las tropas ucranianas bajo el mando de su títere Zelenski, pero procura aún no involucrase en una guerra global. Pero también es muy cierto que hay una escalada militar cada vez mayor en Ucrania, que se suma al agravamiento de las tensiones de Washington con Beijing, mientras hay agudas disputas en otros puntos de la geografía mundial, reacomodos de las potencias regionales y países, en términos de acuerdos comerciales, militares y zonas de influencia.
Todos los analistas militares pronostican que la guerra en Ucrania tendrá un punto crítico en la primavera y el verano del año en curso. Para ubicarnos correctamente debemos estar muy atentos a los ritmos e intensidad de la guerra para responder con precisión a la pregunta ¿Qué prima en ese fenómeno combinado y contradictorio hoy: la guerra justa o la guerra entre imperialismos?
4. ¿Vamos hacia una Tercera Guerra Mundial?
En términos del proceso abierto lo central es que el sistema imperialista mundial está en una crisis tan profunda que, en este trance no tiene otra alternativa que lanzarse cada vez más a aventuras militares regionales, en una magnitud creciente de parte de cada imperialismo en particular (con sus distintos ritmos), pues de conjunto están acuciados por adueñarse o controlar territorios, estados, recursos naturales. negocios, rutas comerciales, infraestructuras y emplazamientos militares. La irracionalidad monstruosa de las guerras mundiales deriva de la esencia misma del imperialismo.
No estamos diciendo nada nuevo. Desde Lenin sabemos que el imperialismo en su decadencia, lleva necesariamente a que las relaciones de producción, los recursos, los mercados, se constriñan cada vez más en las estrechas fronteras nacionales. Esa es la razón de las más cruentas guerras por el reparto del mundo entre los imperialistas y sus vasallos que a todas luces se hace hoy más candente.
No tenemos una bola de cristal para adivinar el momento justo en que nos encontremos en la III Guerra Mundial, pero afincados en la teoría marxista del imperialismo, no tenemos duda de su inevitabilidad. En la época imperialista crecen las fuerzas destructivas (y no las productivas), y las crisis mundiales de acumulación de capital son recurrentes, prolongadas, sin solución de continuidad, disparador de las guerras a un nivel nunca antes visto de barbarie y holocausto, como quedó en evidencia en las pasadas guerras mundiales.
En el texto: “La Guerra y la Cuarta Internacional” Trotsky acierta genialmente en el pronóstico de la II Guerra Mundial, sobre la base de esas mismas consideraciones marxistas.
“Las razones que provocaron la última guerra imperialista, inherentes al capitalismo moderno, alcanzaron ahora una tensión infinitamente mayor que a mediados de 1914. El único factor que frena al imperialismo es el temor a las consecuencias de una nueva guerra. Pero la eficacia de este freno es limitada. El peso de las contradicciones internas empuja a un país tras otro por la vía del fascismo, el que a su vez no podrá mantenerse en el poder sin preparar explosiones internacionales. Todos los gobiernos temen la guerra, pero ninguno tiene libertad para elegir. Sin una revolución proletaria es inevitable una nueva guerra mundial” (Op.cit.)
Es decir, más allá de los serios temores de los imperialistas, están forzados a la feroz rebatiña por mercados, recursos y reservorios de fuerza de trabajo cada vez más sobre-explotada; están compelidos a lanzarse a la apuesta de la guerra y poner al borde del precipicio a la humanidad entera. En ese sentido debemos armarnos teórica y políticamente, concibiendo el curso inexorable de la colisión militar entre las potencias. Otra cosa también es ser precisos con los momentos, ritmos, tiempos y modalidades de tal colisión. Así como negar la inexorabilidad de la guerra mundial es un error, sería inversamente erróneo diluir en esa perspectiva general la situación concreta hoy, que debe ser ajustada milimétricamente, día a día, conforme se aceleran los procesos asociados a esta guerra.
En el acervo de IV internacional de la segunda posguerra se acierta en determinar que la causa motriz de la onda larga de crecimiento y expansión económica que sucede a la II Guerra Mundial (el boom económico) es, por un lado, producto de la destrucción colosal de una enorme masa de capital fijo o constante y capital vivo o variable, y por otro lado, del papel de la locomotora yanqui, que con el Plan Marshal y la imposición del patrón dólar oro pactado en Bretton Woods permitió la reconstrucción de la Europa capitalista devastada con la guerra. Además, un factor de la lucha de clases determinante en esa recomposición del sistema y la estabilidad duradera del orden pactado en Yalta y Postdam es la consiguiente traición del stalinismo de los procesos revolucionarios en Italia, Francia, Grecia y sus esfuerzos por abortarlo en Yugoeslavia.
La guerra significó la muerte de centenares de millones de seres humanos, de la fuerza de trabajo que compone el capital vivo, así como la destrucción masiva de capital fijo o constante, es decir: fábricas, puentes, hospitales, plantas de energía, infraestructura. Cualquier parecido con la guerra en Ucrania no es coincidencia, es un atisbo de lo que se viene.
Para sintetizar, no es sino sobre las cenizas de la segunda guerra que se recompone el sistema capitalista imperialista de la posguerra. Y en esta hora crucial debemos estar muy atentos porque solo la acción independiente del movimiento de masas y la justeza de la política revolucionaria y sus organizaciones que empalmen con ella, podrá evitar una guerra de atroces proporciones y consecuencias.
5. El uso de analogías históricas.
Si bien para la lógica marxista no existe el principio de identidad, dicho de otro modo, ninguna situación o proceso es idéntico a otro, conviene recurrir a algunas analogías históricas que nos sirvan a efectos comparativos.
Enunciamos antes que el conflicto interimperialista actual, que pega un salto en Ucrania, se parece mucho al contexto de la llamada Paz Armada, especialmente al período que antecede a la I Guerra Mundial. Los imperios nacionales, tal como ahora, estaban agobiados por la profunda crisis estructural que estalla con la recesión de 1914.
En esas condiciones, los diversos imperialismos se mueven armándose de previo en una especie de guerra de posiciones, en los que se desencadenan conflictos regionales in crescendo, hasta que un hecho local: un conflicto en apariencia de escala regional: el asesinato del príncipe de Sarajevo. detona la I Guerra Mundial.
Por regla general, en la antesala de las guerras mundiales los países imperialistas con menor acceso al botín imperialista (es decir con menos sobreganancias coloniales), son quienes están más desesperados por disputarle a sangre y fuego parte de ese botín a los imperialismos hegemónicos.
Por ejemplo, no se puede entender el fenómeno del nazismo sino es partiendo del reparto imperialista que se consumó con el Tratado de Paz de Versalles (con la que finaliza la I Guerra Mundial y se deja abierta la herida para la II). El Tratado impuso condiciones leoninas a Alemania (compensaciones onerosas y pérdida de territorios con la anexión por Francia de Alsacia-Lorena). Los capitalistas alemanes, atribulados por la depresión económica que se abre en el 29 y dispuestos a recuperar el terreno perdido en Versalles, terminan en brazos del nazismo promoviendo la guerra como única salida.
Hoy tenemos a EEUU, un imperio aún hegemónico, pero en decadencia, secundado por una debilitada y fragmentada Europa y confrontado a la emergencia de potencias como China y Rusia, con quienes profundizan disputas y fricciones. EEUU se asemeja a Inglaterra antes de la II Guerra.
Por otra parte, la Rusia del carnicero Putin que hoy pugna por disputar y ampliar su área de influencia, se parece más a Alemania en la antesala de la II Guerra Mundial. Para Rusia es de vital interés geoestratégico proteger la salida al Mar negro y frenar la expansión de la OTAN. La invasión de Ucrania , (que ya se prolonga más de un año) refleja el nerviosismo y desesperación del imperio ruso, y no es casual que recurra a los rasgos más nefastos del nacionalismo gran ruso y la xenofobia como recetario ideológico.
6. Una posición antiimperialista consecuente.
Somos los campeones del derecho a la autodeterminación nacional de Ucrania, pero de seguido alertamos sobre el peligro de caer en la capitulación del imperialismo “democrático” que incluye un amplio arco de “progresistas”, reformistas y centristas: desde Unidas-Podemos, que ha aprobado los créditos de guerra, hasta figuras “democrático liberales” como Bernie Sanders o el actor/director de Hollywood Sean Penn. Una y otra vez tenemos que machacar con una posición categóricamente confrontada a todo bando imperialista, sin ceder a las presiones de la “opinión pública” prevaleciente en Occidente. Tenemos que denunciar que el verdugo Putin no tiene nada que envidiar al verdugo Biden que sostiene a dictaduras brutales que le son afines, como la de Erdogan en Turquía, sostiene el golpe de Boluarte y la masacre en Perú, las dictaduras teocráticas como la de Arabia Saudita que asfixia a Yemen y al nazi-sionista Netahanyahu que desangra al pueblo palestino.
Asimismo, pese a colocarnos hoy en el campo estrictamente militar de Ucrania, a lo interno debemos ser los más implacables enemigos políticos de Zelensky y del régimen del Euromaidan, porque apunta a la colonización de Ucrania por el imperialismo occidental y tiene una naturaleza antiobrera y para nada democrática, como bien lo ilustran nuestros camaradas ucranianos de la LSU. Jamás la defensa de una nación oprimida implica el apoyo a su dirección burguesa.
Desde ese marco, tenemos que preguntarnos también si nuestra defensa de Ucrania significa que promovemos la entrega de armas y de qué tipo por parte del imperialismo occidental a Ucrania o si más bien se pone en el tapete como tarea fundamental el boicot y la movilización contra la guerra en los países de la OTAN. Por ejemplo. ¿estamos de acuerdo en el envío de los cazas F16, o en general, armas de alto alcance y destrucción masiva? La respuesta que demos depende de cómo calibremos, el curso, la intensificación y ampliación de la guerra a una escala global.
Por otra parte, vale anotar que en Occidente el pacifismo tiende a ser progresivo, así como lo es totalmente correcto al interior de Rusia. No es lo mismo la predica abstracta y general de paz en el teatro de guerra donde hoy se libra la guerra justa del pueblo ucraniano, que frente a los imperialismos que depredan y atizan la guerra.
7. La expansión de la OTAN es de larga data y se intensifica.
Rusia es una potencia regional, pero potencia al fin, con una característica peculiar: como herencia de su pasado como potencia global durante el periodo stalinista. Rusia tiene un ejército que puede oponerse, al menos en términos de desarrollo tecnológico militar, al ejército de Estados Unidos, sobre todo en capacidad de fuego, siendo la segunda potencia nuclear. Por otra parte, una guerra de baja intensidad se desarrolla en Ucrania desde el 2014, cuando ocurren los acontecimientos del Euromaidan y Rusia se anexiona la península de Crimea.
Putin ha acusado repetidamente a la OTAN de llevar a cabo una guerra “proxy” o indirecta contra su país y ha advertido que podría desencadenar un conflicto nuclear. Más allá de la propaganda y las bravatas de Putin, este señalamiento no deja de tener una dosis importante de verdad. También es cierto que el imperialismo yanqui ha utilizado la expansión de la OTAN desde hace décadas para acorralar a Rusia y en particular hoy arma y financia a Ucrania para golpear y debilitar a Rusia.
Es muy significativo que la expansión de la OTAN hacia el Este empiece en 1999, coincidiendo con su ocupación militar de la antigua Yugoeslavia, al incorporar paralelamente a Polonia, Hungría y la República Checa. Luego se sumó la adhesión de Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumania en la cumbre de Estambul del 2004. Albania y Croacia, se suman en la cumbre de Estrasburgo de 2009.Entre 2017 y 2019, la OTAN incorporó a Bosnia-Herzegovina, Georgia y Macedonia. La expansión que se proyecta hoy incluye a los aspirantes Suecia, Finlandia, Serbia y la propia Ucrania
8. Los hechos confirman la virulencia del conflicto.
Si bien es cierto, el gobierno de Estados Unidos ha ido avanzando de manera cautelosa, pues no ha querido involucrarse por ahora con tropas en el conflicto bélico, esto no implica que es la potencia imperialista más interesada en profundizar la espiral bélica. Como potencia en decadencia en Washington comprenden que en este momento su principal ventaja sigue siendo que tienen con creces el ejército más poderoso del mundo, y saben que es por tanto el momento de aprovechar esa ventaja para reposicionarse y sobre todo frenar al gigante chino que es su principal amenaza de fondo.
No se puede olvidar que el conflicto en Ucrania tiene que ver con la cuestión de los gasoductos y la importancia energética que tiene el gas ruso en Europa. No es casualidad que la invasión rusa sobre Ucrania se desarrolla inmediatamente después de que Estados Unidos presiona diplomáticamente a Alemania para que le diera largas a la puesta en operación del Nord Stream 2. Para Rusia la salida al Mar Negro es vital.
Tampoco se puede perder de vista que el conflicto en Ucrania estalla en 2014, cuando se da el cambio de gobierno y se empieza a promover la entrada de Ucrania a la OTAN; es precisamente por la pérdida de control ruso sobre el territorio ucraniano, por donde pasaban los principales gasoductos es que se inicia la construcción del nuevo gasoducto marítimo por el Báltico.
Es claro que Estados Unidos ha estado atizando la hoguera del conflicto, pero también es claro que, por ahora, los yanquis intentan no involucrar sus tropas directamente en el conflicto, más aún la Unión Europea que tiene mucho que perder. Los estrategas de Washington y el Pentágono han aprendido la lección de lo peligroso que es empantanarse en un conflicto militar haciendo uso de sus propias tropas, en virtud de la experiencia de su larga ocupación y retirada de Irak y Afganistán. Desde luego, si pudieran controlar a Rusia y a China, sin fomentar una guerra de grandes proporciones, se jugarían esa carta.
Sin embargo, eso es muy poco probable. Múltiples hechos indican la escalada del conflicto, podemos detallarlos exhaustivamente. Pero no se trata de hacer un mero recuento cuantitativo. Se trata de comprender el actual escenario turbulento, en el que a III Guerra Mundial puede estallar en cualquier momento con cualquier excusa.
¿Cuál es la línea roja que de cruzarse detonaría la guerra global? No es la entrega de los caza-bombarderos de largo alcance como han dicho algunos analistas. Es el involucramiento directo de tropas de la OTAN en Ucrania o contra Rusia y sus aliados del Este de Europa. Putin ha dicho reiteradamente que con solo un sodado o disparo de un país de la OTAN contra sus posiciones en Ucrania sería el inicio de una guerra global. Es además una posibilidad que su títere bielorruso Lukashenko se preste a un ataque de falsa bandera. Durante la realización de la Conferencia de Seguridad de Múnich 2023, de la que fue excluida Rusia por primera vez en 20 años, es revelador que simultáneamente se reuniera en Moscú Putin con Lukashenko y éste repitiera exactamente el mismo libreto. Poco antes se fraguaron reuniones de alto nivel entre Rusia e Irán, este último sometido a la acusación de EEUU por el suministro de drones a Putin.
En cuanto a China, pese a que se ha movido desde hace décadas con mucha astucia y cautela, avanzando sigilosamente en el espionaje industrial y el rearme, pues es consciente de su amplia inferioridad militar frente al imperialismo yanqui y su OTAN, hoy es objeto de una intensa presión. No es descartable tampoco que Xin Jing Ping aproveche la espiral bélica en Ucrania para pasar a la acción contra Taiwan, o se genere algún incidente grave en la península coreana o en el mar de China. Tampoco es descartable que el díscolo Kim il -Sung se le escape un cohete contra Corea del Sur, lo que pondría en serios aprietos a Japón, que se ha sumado a la coalición contra Rusia con armas y bagajes.
Resulta sintomático que justo antes La Conferencia de Seguridad de Múnich (CSM) copada por el tema de Ucrania, se haya suscitado el incidente del derribo de los globos chinos con el que el imperialismo yanqui ha pasado a la ofensiva-. A pesar de los esfuerzos en la CSM por parte de China de jugar como mediador en la búsqueda de la paz, el jefe del Departamento de Estado yanqui Anthony Blinken de previo a su reunión secreta con su homólogo chino Wang Yi, indicó que Washington tenía informes confidenciales sobre el suministro de armas chinas a Rusia
El telón de fondo de la guerra en Ucrania es la tensión interimperialista entre China y Estados Unidos, más que la propia ofensiva rusa y la contraofensiva de la OTAN, en el sentido de son tan solo el episodio actual del conflicto, la punta del iceberg. Washington está consciente que es probable que en pocos años China lo sustituya como principal potencia mundial, objetivo declarado por Xin Jin Ping.
Dos ejemplos aportamos.
a) La disputa por los microchips: Como informa la BBC News: “(…) Las dos economías más grandes del mundo están peleando por otro preciado recurso: los semiconductores, los microchips que literalmente dan potencia a nuestra vida diaria, elaborados con diminutos fragmentos de silicio. (…) están en el corazón de una industria de US$500.000 millones, cifra que se espera se duplique para 2030. Y quien controle sus cadenas de producción -una enmarañada red de compañías y países que fabrican los microchips- será poseedor de la clave para convertirse en una superpotencia dominante. China desea la tecnología para producir los microchips, razón por la que Estados Unidos, fuente de donde surge gran parte de la tecnología, está aislando a Pekín”.Suranjana Tewari BBC News. 30 January 2023
https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-64297108
b) El plan de reorganización del Cuerpo de Marines yanki para enfrentar a China. ”Estados Unidos dejó patente su interés prioritario en la región del Pacífico durante una reciente reunión entre los líderes del país norteamericano y Japón en la Casa Blanca. El Comandante General del Cuerpo de Marines David H. Berger afirmo que el plan tiene como objetivo preparar a los marines para un hipotético conflicto con China en la región Indo-Pacífico, dejando de lado otros posibles escenarios como las guerras de contrainsurgencia en Irak y Afganistán. El nuevo proyecto concibe a la Infantería de Marines combatiendo en operaciones diseminadas por cadenas de islas. Las unidades son más pequeñas y dispersas, pero con un impacto mucho mayor gracias a una variedad de nuevos sistemas de armas“.
Jonathan Marcus Institute for Strategy and Security, University of Exeter, UK. 17 February 2023
9. Nuestra orientación política:
1. Estamos a favor de Ucrania nación oprimida e invadida por la potencia imperialista rusa. Nos colocamos al lado del pueblo ucraniano sin un ápice de apoyo al gobierno reaccionario de Zelensky y al régimen burgués: Eso implica que estamos a favor de que se apoye con armas al pueblo ucraniano, vengan de donde vengan. Esto mientras el conflicto no escale hacia la III Guerra Mundial, cosa que ocurriría en el momento en que otro país se involucre en el conflicto o que estalle un conflicto similar en otra zona, por ejemplo, China-Japón o China-Taiwan.
2. Comprendemos que el telón de fondo es el conflicto interimperialista global. En ese sentido repudiamos toda potencia imperialista, denunciamos el carácter imperialista del conflicto y estamos en consecuencia en contra de la guerra. La única guerra que emancipará a los pueblos del mundo y a toda la humanidad es la guerra de clases, la del proletariado y sus aliados populares empuñando las armas contra la burguesía. Por lo tanto, estamos en contra de los créditos de guerra y estamos en contra de la carrera armamentista, estamos en contra del uso de armas nucleares en el conflicto, si el conflicto se convierte en un conflicto nuclear el desastre sería de magnitudes inconmensurables.
3. Que apoyemos al pueblo ucraniano no obsta que nos movilicemos en contra de la guerra, diferenciándonos del pacifismo burgués y pequeñoburgués. En esas movilizaciones denunciamos en primera instancia el carácter imperialista de guerra, sobre todo en Europa, Rusia y Estados Unidos. Así como exigimos la disolución de la OTAN y la paz sin anexiones, la LIS debe acuerpar e impulsar, sin sectarismos, amplios movimientos contra la guerra.
4. En Rusia reviste particular importancia la lucha contra el reclutamiento forzoso y llamamos a los soldados rusos en el frente a confraternizar con los ucranianos, negarse a combatir, por lo que estimulamos y celebramos las deserciones, en procura de generar una agitación que conduzca a la rebelión de los soldados rasos contra sus oficiales y eventualmente dirijan sus armas contra el gobierno de Putin. En Ucrania es necesario tener una política para la formación y desarrollo de milicias obreras y populares, independientes del gobierno de Zelensky.