MÁS ESCÁNDALOS EN EL MEP

23/11/2021
mep-revista

Manuel Sandoval

Me equivoqué. Creí que con el aval de la Asamblea Legislativa al nuevo ministro y al Consejo Superior de Educación (el PLN, el PAC, Refundación y Villalta sepultaron una moción que les pedía la renuncia), iba a bajar el escándalo en torno a las pruebas FARO, pero el nuevo episodio con el artículo de la revista Conexiones para capacitar en el análisis del erotismo y la sexualidad de los personajes en textos literarios, promete que de aquí al fin de esta administración van a haber más escándalos de dimensión parecida.

La Extra, con su sensacionalismo, lo presenta como propaganda pornográfica, y realmente no está tan lejos de la verdad. Los fragmentos literarios, extraídos del contexto de la novela, pueden ser vistos como relatos pornográficos si no se conoce la integralidad de la obra literaria de la que fueron extraídos: la novela “El rey de la Habana”, del cubano Pedro Juan Gutiérrez.

Quizás haya algo raro, enfermizo, de por medio, pero quisiéramos enfatizar más bien que en la raíz de los “desvaríos” pedagógicos que se están presentando, está el atrincheramiento en las estructuras de mando del MEP, de tecnócratas neoliberales, con poca o ninguna experiencia pedagógica. Hay una obsesión por imponer a rajatabla su visión del proceso educativo y las políticas de la OCDE, controlando policialmente al educador (con papeleo burocrático) para que acate directrices incuestionables. Desgraciadamente para ellos, la capacidad pedagógica se desarrolla en el proceso de enseñanza-aprendizaje; prescindir del docente es asegurar el fracaso de cualquier política educativa. (Aunque a la cúpula del MEP en realidad ya esto no le importa mucho, porque a lo que están llegando es a recortar el presupuesto y apretar a los educadores “para hacer rentable la inversión en Educación).

Pablo Mena no entendió la agresión que cometía contra las niñas(os) sometiéndolos a un interrogatorio con preguntas con las que no están familiarizados durante cuatro horas o más. La gente de Conexiones pareciera que se olvida de la madurez emocional que requiere en el educando la apertura al tema de la sexualidad y la personalidad humanas. El nuevo Ministro, otro “Ternurita” sin ninguna trayectoria como docente, y moralmente muy cuestionable desde su paso por RECOPE, es la máxima expresión de esta camada de tecnócratas al frente del MEP.

Este incidente puede tener un lado positivo, sin embargo. “El rey de la Habana” es una novela corta (se puede leer hasta de un tirón) que recomiendo leer porque es una obra de gran calidad literaria. Explora la sexualidad de un muchacho de los sectores más marginados y pobres de la sociedad cubana, hamponcillo y chulo a los dieciséis años, en el Barrio San Lázaro de la Habana, uno de los barrios más pauperizados, para el cual su virilidad es el único punto de afirmación de su personalidad. No tiene nada más para construir su identidad. Las escenas de sexo explícito tienen valor literario si se ven en este marco, en el que inevitablemente se inserta en el mundo de la prostitución que han traído los turistas y la crisis económica a Cuba.

Personajes como el rey de la Habana y las mujeres que lo rodean, muchas veces niños y niñas, existen en San José y Jacó, velados por la hipocresía que reina en “el país más feliz del mundo”. La historia de “Pixote” en el cine brasileño o de los niños sicarios en las producciones colombianas más serias, son parte del mismo fenómeno de marginalidad creciente de grandes sectores del pueblo en Latinoamérica.

No he leído mucho a la generación de escritores que se formó con la Revolución, sólo un poquito a Leonardo Padura y Pedro Juan Gutiérrez. Su obra es de una gran autenticidad, porque en ella se refleja el deterioro de las condiciones de vida del pueblo cubano en medio del bloqueo norteamericano, la apertura de la Isla al capital imperialista y el proceso de la cúpula del Estado a hacerse de privilegios. Las protestas de julio contra el paquetazo de austeridad del gobierno se explican en este marco.

Termino invitando de nuevo al lector y a la lectora a leer “El rey de la Habana”. Lo van a apreciar.