PRUEBAS FARO: UN DERROCHE DE RECURSOS DEL MEP

03/03/2021
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¿PARA QUÉ? ¿PARA JUSTIFICAR LOS SALARIOS DE UN PUÑADO DE BURÓCRATAS?

Por Manuel Sandoval

En estos días oí a Melania Brenes, la ministra interina de Educación Pública, señalando que el atraso que ha provocado la pandemia en el proceso educativo se tomará tres años para recuperarlo.

El año pasado nos pareció una payasada de doña Melania y los otros jerarcas del MEP, anunciar con bombos y platillos que pese a la pandemia se había desarrollado el 50% de los contenidos. Aunque también deberíamos decir que tuvo mucho de cinismo, porque tuvieron que admitir que más de medio millón de estudiantes de hogares pobres (un 40% de los alumnos) tuvieron poca o ninguna “conectividad” por falta de recursos tecnológicos con el sistema “on line” que implementó el MEP.

Lo que Melania Brenes no puede entender, porque al fin y al cabo no es más que otra burócrata politiquera del MEP en ascenso, es que no va a haber vuelta a la normalidad. Primero, porque hay un empobrecimiento masivo de la población como resultado de las políticas de este gobierno y la burguesía para descargar la crisis económica que aceleró la pandemia sobre los hombros del pueblo trabajador. Esto tiende a sacar del sistema educativo, a las niñas(os) de los sectores que están cayendo en la marginalidad y hasta habría que preguntarse si no están aumentando el trabajo infantil y la prostitución de adolescentes.

Con los recortes presupuestarios brutales que afronta el MEP (que afectan los servicios de buses, comedor, de dotación de recursos e infraestructura y hasta el nombramiento de docentes), junto a las restricciones y el desfinanciamiento que se avizora para las becas y otras ayudas sociales, vamos rápidamente hacia una situación que tenderá a consolidar la exclusión social y darle más forma a un sistema educativo elitista. Una gran mayoría de estudiantes de colegios y escuelas públicos recibirá un barniz educativo con la pintura de mala calidad de la enseñanza de competencias para el mercado, mientras los estudiantes que egresen de colegios privados y algunos de colegios científicos y académicos selectos podrán acceder a las universidades.

Este es el resultado que ya se ve con los cambios programáticos que introdujo el exministro Garnier, con la destrucción del sistema de educación especial y probablemente, al haber más pobreza, con la expansión de la educación dual. La medición del desastre educativo al que avanza el país, ya se está haciendo desde las universidades. En el 2019 los rectores de las universidades públicas pusieron el grito en el cielo porque los estudiantes que venían de los colegios públicos reprobaban el requisito de llevar cursos de cálculo para poder acceder a las carreras de Ingeniería y Ciencias Exactas, Ciencias bio-médicas y Ciencias Sociales. La reforma de los programas de Matemática de Garnier eliminó la enseñanza de Trigonometría (necesaria para introducirse al Cálculo) pero irrelevante para ir a trabajar a un hotel, un call center o un piñal.

Pues bueno, el desastre educativo en ciernes, se puso de nuevo en el tapete. En una prueba de diagnóstico en Matemáticas a los estudiantes que ingresan este año al TEC, con el propósito de nivelar la laguna en Trigonometría y el efecto de la pandemia, el 84% de los estudiantes sacó una nota inferior a 6, con un 56,4% de éstos con menos de 40. Duele por estos muchachos y muchachas, muchos de los cuales terminarán “reventados” en el TEC. Todos los jóvenes no van a acceder a la educación superior, pero tienen derecho a recibir una formación científica más consistente, que los capacite para entender los procesos productivos en que se vean involucrados y la sociedad. Con la Humanidad amenazada de extinción por el calentamiento global y la destrucción del medio ambiente (la pandemia actual es sólo una pequeña manifestación de sus consecuencias), empobrecer el currículum restringiéndolo a la enseñanza de competencias para el mercado, es un tremendo retroceso educativo para este país.

Por supuesto que los jerarcas del MEP están decididos a seguir impulsando este modelo educativo neoliberal. En una carrera para imponer las pruebas FARO antes de que el curso lectivo vuelva a la normalidad, para evitar que pueda haber oposición de estudiantes y padres de familia, doña Melania Brenes anunció que se realizarán entre mayo y noviembre con la repetición incluida. Como las pruebas son en función de los programas de Garnier, apareció de nuevo don Pablo Mena, el director de Gestión y Evaluación de la Calidad del MEP, defendiéndolos y explicando cómo se ejecutarán las pruebas. Repite el mismo discursito del 2018: quiere evaluar si los docentes cumplen con los programas. Don Pablo era brazo derecho de Ternurita, e impulsor de la ideología de que la falla en el sistema educativo son los docentes poco comprometidos.

Las desigualdades que ya existían en el proceso de enseñanza-aprendizaje se han vuelto abismales con la pandemia. Aplicar pruebas estandarizadas que aportan el 40% de la nota de promoción, es DISCRIMINATORIO Y ABERRANTE PEDAGÓGICAMENTE. Ya sabemos quiénes van a quedar en rojo. ¿En qué ayuda esto a motivar y retener en el sistema educativo a los niños y los jóvenes en dinámica de exclusión social?

Por supuesto que los burócratas de Gestión y Evaluación de la Calidad tienen que justificar sus sueldos. Sin embargo, las decenas de millones de colones que se van a gastar, mejor se invirtieran en los recursos pedagógicos que hacen falta en escuelas y colegios.