Rabia contenida: 38 migrantes muertos
Historias dramáticas repetidas con cínica frecuencia
Carmen Prieto, Grupo Socialista Obrero (GSO), México
La muerte de 38 migrantes centroamericanos tiene responsables directos. Ante la sociedad y el mundo debe de quedar claro que, si bien fueron los mismos migrantes los que prendieron fuego a los colchones en el espacio que ocupaban en el Instituto Nacional de Migración, fue producto de la desesperación; de la privatización de su libertad en calidad de “presos” sin causa; de la tardanza de meses en darles respuesta a sus peticiones para obtener permiso para trabajar, la mayoría de las veces denegadas; de su condición de desterrados, colonizados, casi esclavizados, de ser considerados criminales por donde transitan y sufrir discriminación racial clasista y xenofobia. Es por ello que esta barbarie tiene que terminar.
Barbarie cuyo principal responsable es el gobierno federal y su titular Andrés Manuel López Obrador, quien se plegó a las disposiciones migratorias de Washington pasando por Trump y Biden, convirtiéndose en agente migratorio del imperio. Los otros responsables son dos de los precandidatos a la Presidencia de la República: Adán Augusto López y Marcelo Ebrard. El primero como jefe directo del Instituto Nacional de Migración y el segundo como Secretario de Relaciones Exteriores y artífice de la política de subordinación a los designios de Washington. Aquello de que México es soberano y no colonia, queda como discurso en las mañaneras.
Otro, que actuó como peón es el presidente municipal de Ciudad Juárez, Chihuahua; el morenista Cruz Pérez Cuéllar, quien hizo del conocimiento público un endurecimiento de la autoridad local hacia los migrantes, “para que no molesten a los juarenses en los cruceros de la ciudad”.
La realidad, no acepta otros datos ni otras explicaciones: los que migran de sus países es por la insufrible miseria que agrade a la inmensa mayoría condenada por el saqueo imperialista. Y quienes buscan empleo son criminalizados tanto en Estados Unidos como en México, si no es así, ¿cómo explicar el papel jugado por el Instituto Nacional de Migración?
La actual política del gobierno hacia las y los migrantes los expone a perder la vida, a la violación y muerte de mujeres, condena a las y los hijos a la orfandad, la negación sistemática de sus derechos (libre tránsito, trabajo, salud, educación, a una vida digna). Al ser considerados criminales, los encerraron por eso no pudieron salir del área que se incendió.
Por tal razón los responsables de las muertes de 38 trabajadores migrantes deben ser castigados, empezando por el presidente de la República y siguiendo por los secretarios de Gobernación y Relaciones Exteriores, Francisco Garduño Yáñez director del Instituto Nacional de Migración y el cretino Cruz Pérez Cuellar, presidente municipal de Ciudad Juárez.
Debemos repudiar la política de criminalización de las y los migrantes y abatir las fronteras en el sur y norte del país pues nadie puede ser considerado ilegal en el planeta.
Es necesario también, desenmascarar al gobierno de Biden y dejar de hacerle el trabajo sucio. Exigir que ellos atiendan a los solicitantes de asilo y cobijo en su territorio.
Atención a los familiares de los fallecidos y considerarlos refugiados económicos por el gobierno mexicano, atención permanente a los heridos, así como atención médica y psicológica a las mujeres, hijos e hijas.