(VII) A OCHENTA AÑOS DEL ASESINATO DE LEÓN TROTSKY
Séptima parte de una aproximación al tema.
Por Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense.
Este era el clima político en la Unión Soviética en los años anteriores al asesinato de León Trotsky y el de su hijo León (Sieva), ocurrido en 1938, quienes habían sido condenados a muerte en ausencia, durante los procesos de Moscú, por lo que el régimen decidió asesinarlos: “En octubre de 1936, tres convoyes de trotskistas deportados a Vorkuta, entre ellos los dirigentes Sócrates Guevorkián, Grigori Yakovin y Bella Epstein, habían declarado una huelga de hambre que duró casi cinco meses. Exigían un empleo en el campo (de prisioneros políticos) que correspondiera a su calificación tal como la definía el Código Laboral. A principios de julio de 1937, los huelguistas despachados con destino a Kolimá llegan a Vladivostok y desfilan por las calles gritando consignas antiestalinistas y cantando la Internacional. Embarcados en un buque con rumbo a Magadán, trepan al puente y hacen ondear banderolas, Llegados al campo, 20 4 de ellos inician, el 12 de julio de 1937, una nueva huelga de hambre para obtener el estatus de refugiados políticos. La NKVD califica sus manifestaciones de “motín” y “revuelta” contrarrevolucionarios, los condena a muerte y los fusila en grupos de cincuenta a fines de octubre. El 25 de diciembre de 1937, los trotskistas restantes o llegados en convoyes ulteriores a Vorkuta también reciben la pena capital y son fusilados 1° de marzo de 1938” (Jean Jacques Marie TROTSKY Revolucionario sin fronteras FCE México 2009 p.p 505-506).
No es preciso, en modo alguno, ser un militante o un simpatizante de la corriente trotskista del marxismo, para poder constatar el creciente grado de irracionalidad y de odio hacia sus adversarios que alcanzaron las políticas del régimen estalinista, especialmente durante la segunda mitad de la década de los 1930, y durante la siguiente, hasta la muerte de José Stalin, ocurrida en 1953, como algo que no tiene paragón en la historia contemporánea, a pesar de que el siglo XX fue uno de los más sombríos de que se tenga memoria: la producción del horror en masa, las hambrunas, el genocidio, las ejecuciones masivas y la transgresión de todos los límites de inhumanidad, por parte de los regímenes totalitarios de la primera mitad del siglo XX, estaba en su punto más alto. La “solución final” para el “problema trotskista” (a los ojos del régimen estalinista) existente hacia el interior del Partido Bolchevique, a semejanza de la política adoptada por Hitler para el caso de los judíos, consistió en el exterminio total de los militantes de la oposición de izquierda dentro de antigua URSS, tal y como sostienen el historiador ruso de la era postsoviética, Aleksei Gusev y documentan autores como Jean Jacques Marie, en el texto ya citado, sólo es comparable en alguna medida, al sangriento putsch de Röhm, llevado a cabo por el régimen nazi, durante el verano de 1934, donde Hitler ordenó el exterminio de las antiguas SA del nacionalsocialismo alemán, dentro lo que fue una verdadera purga hacia el interior de ese régimen, tan violento como el que se arraigó en el Kremlin.
El asedio hacia León Trotsky y sus compañeros venía desde el Kremlin y en esos años la ciudad de México se llenó de agentes de la NKVD GPU, con el propósito de concretar su asesinato. Seguiremos analizando estos temas.